MICRORELATO INFANTIL
AZULITO OREJAS GRANDES
El osito de Aida se llama Azulito. ¿Sabéis por qué…? Porque es de color azul. Un día, Pedro, su papá, lo sacó de un baúl y se lo regaló.
- Este osito fue mío, Aida. La abuela Angelines, que es mi mamá, me enseñó a hablar con él. Me preguntaba: “¿Dónde están las piernas del osito? ¿Y los brazos? ¿Y la cabeza? ¿Y la tripa?”.
- Yo ya lo sé, papá- dijo Aida.
- ¿Pero a que no sabes qué tienen que hacer los ositos antes de irse a la cama?
- No.
- Lavarse las manos, la cara y los dientes, lo mismo que los niños.
Al saber que el osito había sido de su papá, Aida le cogió mucho cariño y lo llevaba a todas partes.
Un día fue de excursión con su colegio y cuando llegaron a un lago le pregunto:
- ¿Quieres bañarte, Azulito?
Como no contestó, Aida lo metió en el agua. Pero Azulito no sabía nadar y se hundió.
- ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Mi osito no sabe nadar! –gritaba Aida.
Unos patitos que nadaban en el lago oyeron sus gritos y sacaron a Azulito del agua.
Pero se había estropeado. Tenía la cabeza, los brazos, las patas, la nariz y el ombligo rotos. Papá dijo:
-No importa. Yo soy médico de muñecos y sé curarlo.
Puso a Azulito encima de una mesa, cogió la caja de la costura y lo cosió por todas partes. Después, fue a la cuerda de tender la ropa y lo colgó de las orejas con dos pinzas.
-Cuando se seque, quedará como nuevo- dijo.
Pero las orejas se le estiraron mucho y…Aida se echó a llorar.
-¡Mi osito se ha hecho daño en las orejas! ¡Y está muy feo! ¡Ya no podré sacarlo a la calle! ¡Mis amigos se reirán de él!
-Escucha, Aida –dijo su papá-. Mamá y yo te queremos mucho, y nos da igual que seas fea o guapa. Tú puedes seguir queriendo a Azulito aunque le hayan crecido las orejas.
Aida miró a su osito y dijo: Te quiero, Azulito Orejas Grandes.
- Este osito fue mío, Aida. La abuela Angelines, que es mi mamá, me enseñó a hablar con él. Me preguntaba: “¿Dónde están las piernas del osito? ¿Y los brazos? ¿Y la cabeza? ¿Y la tripa?”.
- Yo ya lo sé, papá- dijo Aida.
- ¿Pero a que no sabes qué tienen que hacer los ositos antes de irse a la cama?
- No.
- Lavarse las manos, la cara y los dientes, lo mismo que los niños.
Al saber que el osito había sido de su papá, Aida le cogió mucho cariño y lo llevaba a todas partes.
Un día fue de excursión con su colegio y cuando llegaron a un lago le pregunto:
- ¿Quieres bañarte, Azulito?
Como no contestó, Aida lo metió en el agua. Pero Azulito no sabía nadar y se hundió.
- ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Mi osito no sabe nadar! –gritaba Aida.
Unos patitos que nadaban en el lago oyeron sus gritos y sacaron a Azulito del agua.
Pero se había estropeado. Tenía la cabeza, los brazos, las patas, la nariz y el ombligo rotos. Papá dijo:
-No importa. Yo soy médico de muñecos y sé curarlo.
Puso a Azulito encima de una mesa, cogió la caja de la costura y lo cosió por todas partes. Después, fue a la cuerda de tender la ropa y lo colgó de las orejas con dos pinzas.
-Cuando se seque, quedará como nuevo- dijo.
Pero las orejas se le estiraron mucho y…Aida se echó a llorar.
-¡Mi osito se ha hecho daño en las orejas! ¡Y está muy feo! ¡Ya no podré sacarlo a la calle! ¡Mis amigos se reirán de él!
-Escucha, Aida –dijo su papá-. Mamá y yo te queremos mucho, y nos da igual que seas fea o guapa. Tú puedes seguir queriendo a Azulito aunque le hayan crecido las orejas.
Aida miró a su osito y dijo: Te quiero, Azulito Orejas Grandes.
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