COMIENZOS LITERARIOS
Érase una vez una princesita delicada de cabellos dorados, llamada Victoria, que creía de todo corazón en los cuentos de hadas y en la eterna felicidad de las princesas.
Marcia Grad: La princesa que creía en los cuentos de hadas.
Me llamo Manolito García Moreno, pero si tú entras a mi barrio y le preguntas al primer tío que pase: - Oiga, por favor, ¿Manolito García Moreno? El tío, una de dos, o se encoge de hombros o te suelta: - Oiga, y a mí qué me cuenta. Porque por Manolito García Moreno no me conoce ni el Orejones López, que es mi mejor amigo, aunque algunas veces sea un cochino y un traidor y otras, un cochino traidor, así, todo junto y con todas sus letras, pero es mi mejor amigo y mola un pegote.
Elvira Lindo: Manolito Gafotas.
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. <Siempre soñaba con árboles>, me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de a quel l unes ingrato.
0 Response to "COMIENZOS LITERARIOS"
Publicar un comentario